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29 A alguien se le ocurrió ponerle una corona de espinas y una vara en la mano derecha a manera de cetro. Burlones, se arrodillaban ante él.

―¡Viva el Rey de los judíos! —gritaban.

30 A veces lo escupían o le quitaban la vara y lo golpeaban con ella en la cabeza.

31 Por fin, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y se lo llevaron para crucificarlo.

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